21 October, 2012

Vas al teatro a escribir

pero dejas un rastro de fragmentos

prontos a ser repartidos sobre una mesa

entre desconocidos.

Quién te ha dicho que la escritura sirve

para elevarse sobre la primera urgencia

cuando lo que escribes dice que es acceso

a voluntad según juicio sumario.

Podrás ser una liebre

y bajar la mirada para transcribir

el párpado en taquigrafía

o un elefante que registra

la mínima pisada en los pasillos

del archivo. Es donde vives

que luego se convierte en simulacro

sin tener que acudir al teatro

pues ya no lo distingues

de otras formas cotidianas

de supervivencia. Todos caminan

con un paso más allá del suyo

mientras la escritura murmura

la sospecha de una obra

que se fagocita.

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