tu sonrisa del tamaño de tus caderas el cuerpo equilibrado de la reproducción
tus nalgas aplastadas por el piso no solo con tierra sino pasto cortado salvajemente
un video se esconde reproduciendo tu crecimiento y por eso las larvas se esmeran en ser lo mejor de ellas mismas
donde está esa grabación hay un cartel que dice proibito y tú lo interpretas en buen sentido porque tienes la bondad en la entrepierna
sabe a redondez química tu olor del pelo lacio y la solvencia con los grupos atinadamente burgueses tus fuelles de sangre fría la piel azul a horcajadas
tu risa de pastor moduladas las piernas que tienen la fuerza justa para soportar la exclusión el hábito contemporáneo
el movimiento de tu cuerpo calzaba con el de todos gravemente en idiomas indígenas
de algo no te preocupaste confiar en la fragilidad del ánimo
te veo muerta yaciendo con la cabeza despegada del suelo a un milímetro de haber cumplido lo que querías
no era nada sino una baba tragada por otra persona y el fárrago del baile pensativo
en tus deseos de lámina de albur los juegos no eran sino sospechas sobre las palabras
crecías débil con tus huesos y la belleza se ordenaba abajo arriba y a tus palabras les precedía la emoción y eran siempre emocionadas
quebradas como las hojas que te imaginabas hacer de grande con alguna pintura o sonidos sin saber que el cerebro te jugaría una nueva pasada
no hay placer en el estudio sino la crueldad de representar las emociones para poder entender
tus uñas perfectas todavía guardan la resonancia de las risas cuyos ojos grabaron tu frente
lástima que no lo hiciste porque sembrar y tocar la tierra es algo que nunca desde tu posición hubiera conformado un ser exitoso lastima
lo ves todos los días en tus huesos magullados y te guardas de preferir la siesta por sobre el cariño
de alguna planta alguna vez te amarraste las muñecas y corriste hacia el abismo de no saber en qué parte de tu cuerpo está tu mente
vulgar entre las piernas una flor apestosa aunque amarilla estorba tu vista
de satén tu ropa y el jugo repleto de azúcar en tus modos nunca supiste de sartenes
como una piola interminable te asías de tus privilegios genéticos sin escapársete el descontento del compromiso
tus joyas de arena en el arranque por el placer tu miedo olvidado tu coraje de no cuidarte del azar
tus muchas vidas salpicadas del petróleo en el que yaces sin poder evacuar porque la idea de imaginación que propusiste apenas fue coherente y duró la adolescencia
para no despertar lees cuentos en la tapia de tu cuarto tu desprecio es duro como una pintura figurativa
estás en la cabeza de todos jirafa de ojos manchados
saciar las ganas sin tener que probarlo
como la pobreza el mismo lenguaje del paria una flecha sale
siempre de arriba abajo lo real nunca de abajo arriba
trabajo de campo mientras te matan tú siembras