AFORISMOS

31 January, 2011

 

Darse cuenta de algo es perderlo. ¿Parménides se dio cuenta que el ser es?

 

 

No hay nada más fastidioso que defender algo del que no se está seguro. Tal la fantasía de nuestros tiempos.

 

 

No hay conversación interesante que no contenga algún contenido conscientemente solapado.

 

 

Hay que agradecer la tragedia como quien recibe una isla de regalo.

 

 

No sirve de nada la soledad si no se tiene a quien comunicarla.

 

 

La pasión es un proyecto de largo aliento para soportar la vejez. ¿Por qué un suicida es apasionado?

 

 

El frío subvierte la mentira.

 

 

El espejo no ayuda para saber de la máscara.

 

 

Todo hombre, con el trato, resulta odioso.

Todo hombre, cuando lo interpretamos, resulta adorable.

 

 

La verdad no se la puede fundamentar, sólo compartir en un asalto de irreverencia.

 

 

La maldición del irreverente es su propio origen: no mencionar el objeto de referencia.

 

 

La verdad es el reflejo del gesto en el otro. Al no saber dónde empieza la imitación, el tiempo se ralentiza. Pero la lentitud es relativa al tacto.

 

 

La vanidad de lo gótico: El deseo de oscurecer la mente de otro.

 

 

Toda deliberación contiene una cuota de irreverencia. La deliberación del gusto, ¿habrá algo más vanidoso?

 

 

La irreverencia, como el salto con garrocha, resulta bella.

La irreverencia, como el dedo de un dictador, resulta fea.

La irreverencia no se parece a nada, sólo es violencia.

 

 

El amor es el antilenguaje.

 

 

El arte es la droga simbólica.

 

 

El juicio, la ciencia del territorio.

 

 

Nacimiento al revés: todo tiempo peor fue futuro.

 

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