2 August, 2011
Bota tus lágrimas antes que el sol te queme y salude tu cuerpo con la invención de un aparecido en tus pestañas.
Antes que el resplandor se haga mueca y no alcance a latir en las ideas primeras. Antes que ilumine tu vergüenza que se encrespa en la ferocidad de la competencia.
Podrás sentir los límites de tu piel como una membrana a las cinco de la mañana mientras sostiene una gota maciza, dando brillo a la oscuridad del cielo. Es un nuevo día y apenas lo notas porque cargas tu bulto que se parece al trabajo que realizas, sin serlo de manera obvia.