14 April, 2012
Retrocede más, retrocede
hasta guardar en tu vientre la sequedad
de la orilla que avanza.
Deja que lento se absorba el vapor
que surge al chocar el alba
con el agua que te compone.
Dispersa tu huella detrás de tu ojo
hasta que no haya intención que trace
un camino de vuelta
y las gaviotas tomen tus signos
por gusanos que remueven la arena.
Podrás morir entonces
sin corromper la tierra.